¿Cuál es mi mejor versión?
Contigo pude ser yo misma.
La culpa que he sentido tras cada día de ese recuerdo, saber que anduve por ese camino y perdí, me traslada al día en que ser yo misma se sentía bien contigo.
Me persigue como si lo preciado del tiempo sostenido en esa piel, hubiera sido poco,
Aquella pérdida voluntaria me hace un ser iluminado de las despedidas…
Ayer mirando con el alma, note que mi vida cambió al chocar contigo.
Y el roce de tu risa en mi vida inevitablemente cambió mi rumbo.
Eres un planeta amor, no un satélite,
Que, tras el choque, cambió la dirección de mi existencia, y la luz de la certeza de tu vida.
Me hace respirar tranquila.
Cuando voy por la calle y veo a dos tomados de la mano mirándose, sosteniéndose, mi mente va hacia ti, siempre mi mejor versión de ti.
Ese que me dejaba intentar ser la mejor versión de mí.
Ese fragmento de alma que me recuerda lo perdido, catapulta mi mente a ese momento…
Es un recordatorio constante de la belleza de haberte amado tanto, que destrozó mi capacidad de huirle a otras pérdidas…
Después de tu partida, y la difícil decisión de dejar ir la razón de mi existencia, el miedo a vivir mi vida salió por la borda.
Ahora, en esta versión de mi vida, doy libremente mi corazón hacia los riesgos, cada pedazo que me hace sentir rota y vulnerable, en el fondo no duelen, la pérdida más dolorosa fuiste tú.
Y cuando pierdes tu alma, amando, no hay regreso, los sucesos tras esa vida, sólo hallan la manera de ser un resquemo de virtud del sentido del tacto al tocar el cielo, en sus manos, de sentir tu piel, y oírte reír.
Tras ese momento, que ha marcado mi existencia, y me dio esta característica despreocupada por el dolor de vivir, siendo un alma sin miedo, sé perfectamente que la aguja de mi brújula rota, siempre apuntará hacia ti…
Aunque no encuentre el camino, mi norte eres tú.
Autor: Gisell Andrade